Un Hotel, pero con respeto y dignidad.
Por FELIX BETANCES
Nadie imaginaba que el anuncio o mejor dicho el inicio de los
trabajos de construcción y reconstrucción de un hotel en Barahona, pudiera
desatar un “Pandemonio”, entre la gente de los pueblos del entorno; entre
ellos, comunitarios y comunicadores, llevando las cosas a un nivel, al que
nunca debió llegar.
Hace varios años se había anunciado la compra y posible
restablecimiento del antiguo Hotel “Bahoruco Beach Ressort”, cosa que nunca
despertó sentimiento adverso alguno, por parte de ninguna persona, sino por el
contrario, los que llegaron a manifestarse de alguna manera, lo hicieron en
forma favorable.
Esto ha traído como consecuencia, todo un malestar general en
la población con opiniones a favor y en contra, aunque es bueno aclarar que las
divergencias no se originan por el hotel, sino por la verja en cuestión.
Entendemos que hubiese sido suficiente aclarar o demostrar si
todo se estaba realizando dentro de los límites que permite la ley y en caso
contrario, ajustarse a sus disposiciones.
Sin embargo, se ha querido acusar de enemigos del proyecto y
del progreso de Barahona, a todo el que de una u otra manera, reclama diafanidad
en el accionar y que con razón o no, entiendan que pudiera ponerse en peligro
el patrimonio público, el cual todos tenemos derecho a defender, en caso de posibles
amenazas.
Cosas que no debieron pasar:
Se llegó a acusar a periodistas y a comunicadores, entre
otros, de ser enemigos de la obra y sobre todo, de haberse vendido a empresas foráneas
para que actuaran en oposición a la susodicha obra; sin embargo, los que
hicieron las acusaciones, debieron pensar que si los que se manifiestan en contra
se vendieron, también podría pensarse
que se habrían vendido los que lo hacen a favor. Debieron sopesarlo antes.
Es innegable que hay personas que venden sus conciencias a
muy bajos precios, pero también las hay que si llegaren a venderse, no lo harían a cualquier
precio.
Se puede decir que hay un consenso generalizado a favor de
que se construya el establecimiento hotelero, pero lo saludable sería que las
cosas se hagan dentro de los parámetros estrictamente legales y sin la necesidad
de vituperar ni menospreciar a nadie de manera que no queden dudas y así podamos
mantener el respeto mutuo y que se entienda que nada se debe imponer a base o a
fuerza del poder.
Necesitamos el progreso y el desarrollo, pero con respeto y
dignidad.
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