Los maestros organizados bajo la sigla ADP entran en abierta contradicción con las aspiraciones del resto de la sociedad de que el año escolar, ya en umbral de apertura , se desarrolle con la mayor normalidad posible.
El absurdo del gremio profesoral consiste en convertir las fallas e insuficiencias del sistema público en su particular motivo para protestar, a todo el largo, con el previsible resultado de agravar los efectos de los males que argumenta. El perfil más conocido de la lucha magisterial es paralizar la docencia asumida como un derecho de todo asalariado; pero en directa violación del derecho del estudiantado a recibir enseñanza demanda que fue enarbolada con toda legitimidad para reclamar lo que finalmente el Poder concedió y en el que se ha empeñado con acciones contundentes: El 4% del Presupuesto del Estado para las escuelas, los estudiantes y sus maestros, cada uno recibiendo mejor atención.
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