Por Félix Betances.
La política en la República Dominicana, según algunos
entendidos en la materia, ha venido evolucionando como es natural en la dinámica
de la cotidianidad, a pesar de que hay quienes consideran que en vez de “evolución”,
debería llamarse “involución”; conforme a los resultados que este fenómeno ha
parido, en quienes han puesto su fe y su confianza en ese quehacer, del que los
menos se han lucrado y los más, han sido sacrificados.
Hace unas décadas aquí, aunque se hablaba de unificación partidaria
o apoyo estratégico entre partidos y agrupaciones, donde hubo casos en que se
realizaron y casos que nunca cuajaron, no se hablaba de lo que hoy se conoce
como “reservas de candidaturas”, cosa ésta que se ha convertido en una
verdadera desgracia para los políticos del patio.
Se ha convertido en la expresión del irrespeto y la desconsideración,
además del desprecio, expresado
en grado superlativo.
¿De qué vale ser serio, tener la mejor de las intenciones
para su pueblo, contar con el apoyo masivo de su población o demarcación e
invertir los posibles recursos económicos, para aspirar a llegar a ocupar un
cargo, si después de realizar todos éstos sacrificios; los “perversos” de arriba,
se salen con las suyas y te colocan en el simple zafacón del retrete, con el
simple interés de preservar ellos lo que entienden, no pueden perder?.
El destino político de nuestro país, hoy vive esa gran frustración
y lo peor de todo es que ante tal aberración, hay quienes siguen como ciegos y
hasta lo justifican en una simple demostración de que ni siquiera tienen
cerebros propios, capaces de decirles a los insensatos: ¡Váyanse a la miel…,
Cabrones!.
Es esto lamentablemente, parte del oscurantismo en el que los
que han manejado el país por décadas (malos políticos), han manipulado y
mantenido al pueblo dominicano en el atraso educacional, que no les ha
permitido entender que el pueblo tiene la razón, cosa que han aprovechado para
permitirse hacer lo que les venga en ganas, con un pica pollo, un refresco de
botella y una fundita o quinientos pesos en las manos y ya está todo resuelto.
Se han burlado de los políticos, de los pueblos, de la
miseria en que los han mantenido y cabe preguntarse: ¿Qué más falta por entender?.
¿Cómo podría llamársele a un pueblo que si no es de estúpidos,
“los avivatos", lo manejan como tal?.
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