No podía creer que estaba allí, en el primer lugar del mundo en ser atacado por una bomba nuclear. Me causaba escalofríos ver los ríos por los que aquel fatídico día flotaban los cadáveres y se agitaban con desesperación las personas que se habían lanzado a sus aguas para apagarse el fuego.
Caminar por sus calles me producía tristeza y gran admiración a la vez al ver cómo en esa ciudad no queda prácticamente ningún vestigio de la catástrofe que ocurrió hace 74 años.
Muchos de los que lograron sobrevivir murieron a los pocos días por vómitos, diarrea, fiebre, quemaduras u otros padecimientos. Algunos sobrevivientes duraron muchos años, pero con enfermedades y secuelas que los acompañaron de por vida.
El relato de una sobreviviente
Michiko Yamaoka es hija de una sobreviviente y nunca ha podido olvidar el desgarrador relato de su madre, quien tras caer la bomba tuvo que ver escenas horrorosas mientras buscaba desesperadamente a su hermana de unos 13 años.
"La gente lucía como fantasmas, gritaba ¡ayúdame! Se tiraba al agua para escapar del fuego. Los cuerpos flotaban en el río. El fuego continuó hasta la noche. Fue un día horrible", le relataba su mamá, recuerda Michiko.
Son esos tristes recuerdos, que se reflejan claramente en la ropa ensangrentada y desgarrada y en las impactantes fotografías que exhiben en el Museo Conmemorativo de la Paz, los que hacen que Michiko clame porque algo así no vuelva a suceder jamás.
Un anhelo sin cumplir
En el Parque Conmemorativo de la Paz y en el Museo Conmemorativo de Hiroshima cada cosa invita a la reflexión, es inevitable sentirse afligido y así lo reflejaban los rostros de sus visitantes un lluvioso martes de octubre.
En ese lugar cada monumento hace un llamado a que no se produzcan más guerras, a que vivamos en paz, a que no volvamos a cometer un error como ese jamás. Pero todavía el fuego de la paz permanece encendido a la espera de que las armas nucleares desaparezcan del mundo. Sólo si eso sucede se apagará.
Ese sueño de los japoneses aún está lejos de cumplirse porque hoy en día todavía existen unas 14,000 armas nucleares en el mundo, según el secretario general de las Organización de las Naciones Unidas (ONU), António Guterres.
Este 26 de septiembre se celebra el Día Internacional para la Eliminación Total de las Armas Nucleares y Guterres plantea que esta fecha es una ocasión para que la comunidad mundial reafirme su compromiso con el desarme nuclear a nivel mundial como una prioridad.
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