Por Félix Betances.
Hemos visto como varios pueblos y comunidades de este país ante la existencia de la pandemia del Coronavirus, han recurrido al recurso de cerrar entradas y salidas de los mismos, como forma de evitar el posible contagio de sus pobladores.
Cabe preguntarse: ¿Resuelve esta medida la situación, garantizando esto un ciento por ciento de seguridad?.
¿Y qué decir entonces del comportamiento de los habitantes de las comunidades ya a lo interior, donde se hace incontrolable a la gente, donde hay personas que no respetan leyes ni medidas, gente que no obedece a ninguna medida oficial, aún sabiendo que la desobediencia podría significar el sacrificio tanto de ellos como de sus familias? Veamos el Mercado, los Bancos y otros lugares donde la gente no guarda distancias ni usa protectores.
Si vemos lo que ha pasado en San Francisco de Macorís, lo que ocurre en Santo Domingo, y lo que ocurre en Barahona por solo mencionar algunos casos, entonces nos haría esto pensar que la solución no está en cerrar la entrada de ningún pueblo.
Habría que pedirle a Dios un poco de Suerte si es que vale la pena y esperar que la gente se vista de prudencia y que entienda que hay que respetar las normas establecidas, por el bien propio y el de los demás.
De no ser así... ...¡A DIOS QUE REPARTA SUERTE!...Porque cuando lleguen los sombreros, ya no habrá cabezas a cuales ponérselos.
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