Por Félix Betances.
Entre lágrimas y risas son despedidos los elementos arriba
mencionados, aquellos que sirvieron para llevar contenidos alimenticios, que en
principios llegaban intactos a la gente a que eran destinados; en los años de
Balaguer por ejemplo.
Estas llamadas “Cajas Navideñas”, si bien es cierto que en
principio sirvieron para paliar momentáneamente, el hambre de pobres e
indigentes, luego fue convirtiéndose en el tormento de los necesitados,
trayendo consigo una secuela de desgracias dentro de las cuales cabe citar: golpes,
heridas, culatazos, y hasta la muerte de los menos afortunados.
Lágrimas, para todos los que sufrieron en carne propia esos momentos amargos que nadie quisiera recordar, pero también lágrimas de políticos inescrupulosos, que en muchos de los casos, castraban los envíos, sacando de los mismos, los artículos más importantes dejando el ellos lo de menor valor.
En cambio, risas para los dominicanos que siempre entendían que
esa era una aberración y una vergüenza en un país como el nuestro, no por el
contenido de lo que se enviaba, sino por la forma en como esto se hacía y que
mayormente beneficiaba al tigueraje, donde se atracaba a los camiones en cualquier
calle o carretera, poniendo en peligro a todo el entorno.
Hoy hay que agradecer al Presidente Luís Abinader, la disposición, no de eliminar esos aportes ya
que después de todo, son necesarios, sino por cambiar la forma de hacerlos
llegar a los verdaderos necesitados, sustituyendo la odiosa práctica anterior y
hacerlo a través de una tarjeta o bono, que habrá de llegar en forma directa a
cada destinatario, esta vez con un monto de Mil Quinientos Pesos cada una, para
así rescatar la dignidad de los necesitados dominicanos..
Se les acabó el dispendio y el manejo criminal a los inescrupulosos. Así empezamos a cambiar la mala imagen que en ese sentido tenía el País, como una mancha indeleble.
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