Por Bienvenido Méndez Galarza
El Partido Revolucionario Moderno, PRM, es un hijo político
del otrora Partido Revolucionario Dominicano, PRD, y por tales razones hereda
sus debilidades, fortalezas y sus tradiciones de luchas democráticas.
En otro contexto histórico el PRD escribió páginas gloriosas
de la historia nacional, y abonó con sangre de su militancia el suelo nacional,
y las cárceles fueron las viviendas de muchos dirigentes por levantar banderas
de apertura y libertad.
Pero si el PRM pudiese trillar en un cedazo la parte negativa de su padre político tendríamos una especie de partido modelo que no repetiría errores que provocaron que pese a movilizar grandes mayorías y representar el sentimiento nacional gobernara el país por tan poco tiempo.
Y es que en el PRD las luchas internas eran tan agresivas que
lo dividió en varias oportunidades lastimando amistadas entre los líderes y
dejando con claridad meridiana establecida la idea de que el enemigo de un
perredeísta era otro perredeísta.
A esta última y catastrófica práctica es que le tememos como
el diablo a la cruz porque hemos visto como en muchas partes del país han sido
desplazados dirigentes meritorios y sacrificados por no ser del redil de
incumbentes y dirigentes que prefieren a extraños pero que ellos creen son sus
seguidores.
Es así como dirigentes y funcionarios dicen construir una
estructura propia con gente que asalta las posiciones y luego de disfrutarlas
los deja oliendo donde guisan.
Pero esa acción excluyente y sediciosa no falla en sus
resultados negativos y divisionistas en los partidos de gobierno que por sus
dirigentes y funcionarios preferir trabajar con contrarios y amigos del poder
gobiernan de manera efímera el país.
Son cientos los dirigentes medios y de bases desplazados
luego de ser seleccionados por lo expuesto más arriba pero va pasando por alto
hasta crear un gran disgusto que ocasiona derrotas electorales.
Lo primero que hace una gran mayoría de funcionarios
provinciales, regionales y hasta nacionales es seleccionar por familiaridad,
amiguismo y sentimentalismo un equipo de
trabajo cuya esencia política lastima las estructuras del PRM.
Esa mala práctica debe descontinuarse y superar la
mediocridad política de ver a un compañero o compañera como un enemigo al
extremo de beneficiar a reconocidos tránsfugas y oportunistas en detrimento de
dirigentes que no cogieron vacaciones durante el tiempo de las vacas flacas
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