Por Félix Betances
Las autoridades anteriores se inventaron como otras tantas
cosas, la construcción de un helipuerto, obra que fue cacareada más que cuando
una gallina pone dos huevos juntos.
Esta obra que fue impuesta políticamente por quienes tenían en
ese momento la facultad de hacerlo, contó con la aprobación y el aplauso de
muchos de aquellos que todo lo aplauden, o a los que simplemente, los ponen a
aplaudir.
¿Por qué la misma ha sido considerada de mala suerte?. Sencillamente porque en primer lugar, se escogió un espacio para su construcción, que no reúne las mínimas condiciones para una obra, que habrá de servir para aparcar helicópteros, que muy bien se sabe, son vehículos que necesitan espacio suficiente y en ese lugar, solo habría capacidad para uno o dos y además, por la contaminación sónica que estos producen tanto al llegar como al salir.
También hay que agregar, las molestias que causarían a las personas que buscan recreación y esparcimiento, junto a sus familiares, al estar en el centro del malecón, no dejando de lado el peligro en que podrían convertirse.
Y para colmo de males, dicho inmueble luce abandonado a su
suerte, desconociéndose hasta ahora, si será continuada su construcción por las
actuales autoridades; si es del agrado
de las mismas, como ocurre siempre en los cambios de gobierno y si los que
salieron, dejaron los dineros que se habían contemplado para la referida obra.
Tanto en este como en otros casos, a Barahona, hay que
dedicarle una canción de Henry Fiol, la cual se hizo muy popular y que se
titula: “MALA SUERTE”.
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