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UNA GRAN PETICION: El papa pide a los nuevos sacerdotes que huyan de la vanidad y del dinero

 

EFE

Ciudad del Vaticano

El papa pidió a los nuevos sacerdotes que se aparten "de la vanidad, del orgullo, del dinero" porque "el diablo entra 'por los bolsillos'", durante la misa celebrada hoy en la Basílica de San Pedro en la que Francisco confirió a nueve de ellos la ordenación presbiteral.

"Por favor, apartaos de la vanidad, del orgullo del dinero: el diablo entra 'por los bolsillos', pensad en eso", dijo el pontífice a los nuevos diáconos, a los que instó a ser "pobres que aman a los pobres" y a no pensar en el sacerdocio como una "carrera eclesiástica".

"Esto no es una carrera, es un servicio", advirtió.

Así, añadió, "te conviertes en funcionario" y "cuando el sacerdote pasa a ser el empresario,sea de la parroquia, sea del colegio, pierde esa cercanía al pueblo" para acabar de convertirse en "empresario, sacerdote empresario, no servidor" cuando los sacerdotes "son pastores".

Al final de la ceremonia, que se ofició desde el altar principal de San Pedro, el de la Cátedra, situado bajo el Baldaquino y que no se utilizaba desde el inicio de la pandemia, el papa besó las palmas de las manos de los nueve diáconos.

Y después, en un gesto de cercanía, se acercó hasta los numerosos familiares y amigos de los nuevos sacerdotes que ocupaban los primeros bancos de la basílica.

Allí, sin mascarilla, Francisco les estrechó las manos, conversó con muchos de ellos relajadamente y hasta acarició los cabellos de algunos niños y ancianos.

Entre los nueve sacerdote ordenados por el pontífice, como obispo de la diócesis capitalina, figura Samuel Piermarini, un joven italiano que ha saltado en los últimos días a los medios de comunicación por su particular historia: fue llamado para ser jugador profesional de fútbol, pero decidió no fichar por el club que le ofrecía esa posibilidad y el año siguiente entró en el seminario.

También figuran entre los nuevos ordenados el exdirector de cine italiano Riccardo Cendano, que a sus 40 años también ha cambiado vida; el colombiano Diego Armando Barrera Parra, de 27 años, y el brasileño Mateus Enrique Ataide de Cruz, de 29.

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