"La corrupción, se detiene en la puerta de mi despacho", "Con
solo el rumor público, señalar un acto de corrupción de algún funcionario, éste
será destituido".
¿Cono Bosch, 75 centavos, es lo que me das?, a lo que Bosch
contestó: -te estoy dando lo que tengo, lo que me pertenece; no el dinero del “Erario
público”-
“Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria.“
“El que cometa un acto doloso, tendrá que responder ante la
justicia”.
Estos son conceptos, reacciones, pronunciamientos públicos y
valoraciones de figuras públicas, dichas en momentos y épocas diferentes; unas encierran defensas
personales, sentencias o advertencias, demostraciones de honestidad, otras
resultaron conceptos vagos, sin fundamento porque nunca se pusieron en
práctica.
Todos esos conceptos pertenecen a épocas diferentes de la
cotidianidad de nuestro país, donde muchos se han comprometido con encarar de
frente actos no sanos para la vida institucional del país, pero las hemos
referido para que cada uno de nosotros nos hagamos nuestro propio juicio.
Nos centraremos en el actual periodo de gobierno, valoraremos
las acciones que contra la corrupción ha venido tomando el Presidente de la
República, Luis Abinader Corona, que se ha dejado sentir cortando de raíz todo
asomo de corrupción.
Tenemos, el caso de Faña, el de Kimberly, el de “Ede Norte” y
su postura frente a otros casos sonados de corrupción y más recientemente el
del administrador de la Lotería Nacional, sin dejar de mencionar el sonado caso
de militares envueltos en acciones corruptas.
Él se comprometió a eso desde que andaba en campaña, asumido
el triunfo y haberse juramentado, ha actuado conforme a como se comprometió con
este pueblo, no ha alegado que la corrupción se detiene en la puerta de su
despacho, ha tenido sus oídos puestos en cada rumor de acto delictivo.
Muchos entienden hoy que se quedará solo, dirigiendo los
destinos del país, porque ha demostrado que esta sintonizado con sus promesas
de campaña, cuando decía que erradicaría la corrupción en todos los niveles, eso se llama tener corazón
y juicio, tal como en su oportunidad lo asumiera Juan Pablo Duarte.
Muchos antes de él, entendieron que había que combatir la
corrupción, pero terminaron haciéndose de la vista gorda, es decir, veían y
dejaban pasar, el solo está escuchando, acusaciones, rumores y hasta soplidos y
está actuando.
Muchos entienden que es una tarea muy complicada en una
sociedad donde todo funcionario ha asumido que el Estado es una vaca para
ordeñar sin importar las consecuencias.
Ha venido demostrando
en estos pocos meses en que le ha tocado estar al frente de la cosa
pública, que no hay alegatos valederos para no actuar y al pueblo le está
gustando…
Está claro en que hay que adecentar la cosa pública y en sus
aprestos en ese sentido ha enarbolado una frase que pasara a la historia.: “Todo
el que cometa delito, que asuma las consecuencias, lo cierto es que si sigue
como va, tendremos un ¡tropezón!, o un
país adecentado y carente de corruptos, por lo menos visibles…
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