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OPINION: Cómo castigar a traidores de la Patria



Por Oscar López Reyes 

En la pueril y necia argucia de que con la protección de la integridad territorial dominicana y la seguridad interna se persiguen a migrantes y se promueve el discurso de odio y miedo, siete caballistas de la traición justifican el arribo de un trote de parturientas de Haití, y que sus habitantes sustituyan a los nativos en los centros laborales, hospitalarios y escolares.  Aplauden la alevosa coartada para que esos forasteros se adueñen de pueblos y barrios, en su indetenible convoy de invasión pacífica del Oriente de la isla.

¡Caramba, Duarte, cuánta felonía!

¡Vaya, Duarte visionario, puro y divino de la defensa nacional!

En el mástil de la cantaleta de la anhelada pero impracticable convivencia pacífica, esos siete caballistas son traidores en la urdimbre de un subterfugio intermitente que, como jau jau, aceleran una hecatombe insular. Esos copetudos entroncan, en el ventanal más infame, una juntura con la truchimanería usurpadora en las travesuras ofensivas e indignas.

¿Quién puede creer que habrá una guerra entre la enclenque policía haitiana y el robusto ejército dominicano? Lo que se advierte es que, ante la escasez productiva/alimentaria y el caos del narco-Estado, tropeles de haitianos -hambrientos y terroristas/secuestradores- crucen intempestivamente la línea fronteriza, en los jarretes de la política oficial haitiana de incentivar la masiva inmigración para menguar la presión social y subir la recepción de divisas.

En esa muy visible cabalgata, con zancadillas y deslealtades concatenadas, fraguan conjuras, como caja de resonancia, greñudos centauros con resfriados en sus entrecejos, sin un ápice de patriotismo. 

1.- Traficantes de embarazadas, niños, jóvenes y adultos, que son cachos de redes transnacionales cimentados por extranjeros y dominicanos sin el más mínimo amor hacia su cuna de origen, porque carecen de escrúpulos. Esas alimañas trasvasan, trepadas en las más fútiles estratagemas, a seres humanos hacia el territorio dominicano, pulimentadas con armas de fuego, drogas y otros contrabandos. Secuestran y violan leyes y personas.

El padre fundador de la República, Juan Pablo Duarte, proclamó: “Triste es la noche, muy triste, para el mísero mendigo que sin pan, tal vez ni abrigo, maldice a la sociedad”. 

2.- Militares de altos y bajos rangos manosean mendrugos, con pómulos de fariseos en el escondrijo, conscientes de que en ese pastizal cargan de gravámenes a la sociedad, que los tacha de malditos. Son manivelados como dóciles rebaños, quebrantando las leyes en la trata de personas, abultando el suelo patrio de viajeros sin permisos, ensuciando sus uniformes y mancillando sus nombres.  

El fundador de la Trinitaria señala que “Nunca me fue tan necesario como hoy el tener salud, corazón y juicio; hoy que hombres sin juicio y sin corazón conspiran contra la salud de la Patria”. 

3.- Presidentes de la República. Temerosos a los mandatos imperiales, y en conciliábulos con sus designios, los últimos jefes de Estado se volvieron apáticos ante la pacífica penetración haitiana. Asustadizos y encogidos, dieron puñetazos al pensamiento de Duarte, y esa impasividad han agravado la penuria de los nativos, estropeado el lienzo tricolor y ellos se han colocado en los rieles hacia el paredón de la historia.

El prócer más venerado por nosotros, matizó que “Entre los dominicanos y los haitianos no es posible una fusión”, y que “Nuestra Patria ha de ser libre e independiente de toda Potencia extranjera, o se hunda la isla”. 

4.- Comerciantes al por mayor y al menudeo priorizan más, salvajemente, el lucro y el enriquecimiento que el terruño que amalgama su alojar, su alimentar, su armonía, su hermandad, su identidad y les rejuvenece en los amaneceres y anocheceres. A los de afuera, advenedizos sin papeles, esconden, ex profeso; les alquilan habitaciones, venden mercaderías y los explotan en la agricultura, la construcción y la servidumbre doméstica, en detrimento de los nacionales.

Los que preferencian los negocios no valoran la cavilación de Duarte: “Vivir sin Patria, es lo mismo que vivir sin Honor. Adelante, patricio constante, por la Patria a vencer o morir: es infame quien dude un instante que sin Patria es mejor no vivir”. 

5.- Ong’s u organizaciones de interés social y sin fines de pecuniarios, en su afán por conseguir y presentar dineros internacionales para proyectos socio-comunitarios -y engordar sus bolsillos particulares-, asumen compromisos anti-nacionales, y hasta preparan expedientes difamatorios y los difunden en arenas exteriores, como misioneros de los extraños. Supuestos evangelistas de los derechos humanos, a sus predios denigran y a la Patria deshonran.

Duarte dijo, hace casi 200 años: “Los enemigos de la Patria, por consiguiente nuestros, están todos muy acordes en estas ideas: destruir la Nacionalidad, aunque para ello sea preciso aniquilar a la Nación entera”. 

6.- Comentaristas, que son sociólogos, politólogos, sacerdotes, periodistas, izquierdólogos, etc.).

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