Por José Corniell.
Cuando a alguien le dan lo que no ha solicitado, casi siempre
lo ofertado no satisface sus necesidades.
El presidente dominicano ha comenzado a darle a Barahona lo
que no ha pedido y, por eso, no ha concitado el apoyo de sus gentes.
Veamos:
Remodelación del Puerto de Barahona para que por él se
exporten materiales de construcción, y la Belfond Enterprise saque del país el
carbonato de calcio extraído de las entrañas del Bahoruco Oriental, provocando
su total destrucción.
La conversión del Aeropuerto Internacional María Montez, en
un taller para la reparación de aviones, y en un hospital Oncológico el hotel
Guarocuya, dos íconos de la provincia Barahona.
Nada de esto ha sido demandado por la ciudadanía, y es por
ello, que ninguna de las tres acciones han caído bien, generando disgustos e
indignación en quienes en verdad están pensando en el desarrollo de la Región
Enriquillo.
El presidente ha venido a Barahona a hablar del desarrollo
turístico, pero al parecer y partiendo de sus acciones, sus palabras no han
sido sinceras, porque de ser ciertas no estuviera haciendo tales
planteamientos.
Sus propuestas son contradictorias al desarrollo turístico
prometido por él mismo en campaña y ya siendo primer ejecutivo de la nación.
Si en verdad se estuviera pensando en la Región Enriquillo y
su desarrollo, lejos de hacerse tales propuestas, se hablaría de construir un
puerto con las condiciones necesarias para que arriben a la zona grandes
cruceros cargados de turistas, y no un puerto para la exportación de materiales
de construcción y carbonato de calcio. Se estaría hablando, además, de
remodelar el Aeropuerto Internacional María Montez, para que por él arriben a
nuestra zona, miles y miles de turistas nacionales y extranjeros a disfrutar de
los atractivos turísticos con que cuenta la Región.
Pero también, se estaría hablado de la construcción de
grandes hoteles, para que haya disponibilidad de habitaciones, no de convertir
el Guarocuya en un hospital Oncológico.
Aquí lo que se
necesita es una ciudad sanitaria de tercer nivel, que incluya oncología,
traumatología, Diabetes, entre otras especialidades, pero no un hospital
improvisado, en un local que no ha sido construido para tales fines y que está
ubicado en un lugar no apto para ello, sino, para lo que es a la sazón, un
hotel; que a propósito debe ser reconstruido para convertirlo en un gran hotel
y que sea administrado por el Estado.
Siendo de esa manera, el gobierno que encabeza Luis Abinader
no tiene verdaderas intenciones de que en nuestra Región se produzca el tan
anhelado, prometido y cacareado despegue turístico
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