Por: Bienvenido Méndez Galarza
La ejecución sin piedad del compañero Orlando Jorge Mera por
parte de un amigo primario no debe poner en juego los vínculos afectivos,
sinceros y solidarios que representa la palabra en su esencia.
Los seres humanos tienen altas y bajas y determinadas acciones
los tocan de tal manera que desbordan sus emociones y arrebatados de ira
cometen actos que en pocos minutos quisieran devolver el tiempo.
La gran mayoría de seres humanos practican una amistad con vínculos acerados cuyos eslabones son la solidaridad, el buen trato y el apoyo sin reservas en cualquier situación por adversa que sea.
Aprovechar la desdicha de Orlando para tirar por el suelo el
sagrado eslabón de la amistad es un acto vil e injusto que sólo sirve para
promover distancias y alimentar odios.
Los amigos en coyunturas de infortunio se comportan muchas
veces por encima de las vinculaciones sanguíneas al entregarse en absoluto a un
amigo que la vida lo castiga.
Lo señalado arriba lo vives a diario en hospitales, cárceles,
miseria, persecuciones, etc. y los amigos sacan la cara y levantan la dignidad
y el ánimo del caído.
La amistad es indestructible aunque sucedan casos como el de
Orlando, y otros actos de traición y deslealtad que te hacen dudar sobre la
fortaleza y veracidad de los vínculos amistosos.
No sólo un amigo mata a otro, también lo hacen los padres,
los hijos, los esposos, los tíos, y no rompe los hilos de la familia como máxima vinculación humanas.
La amistad no debe morir, es indestructible, como humanos
somos imperfectos, y muy emotivos por cosas materiales e intereses personales,
valoremos la grandeza de la familia de Orlando que con su sangre fresca en el
suelo perdonó a su asesino por el desacierto cometido lleno de ira y arrebatos
insensibles y fuera de sí
! Viva la amistad!.
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