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¡MALA SEÑAL!: Obligados a ver y escuchar el discurso.

 



Por Félix Betances

Todos sabemos que el día 27 de febrero de cada año, se conmemora el aniversario de la Independencia Nacional Dominicana, fecha en la cual el Presidente de turno, encabeza un acto protocolar al que se ha dado por llamar: Rendición de Cuentas”, que dicho sea de paso, más que una rendición de cuentas, lo que se hace allí, es una especie de historia de gestión, acomodada a sus mejores intereses e intenciones.  Una verdadera rendición de cuentas, tiene que ser específica, clara y convincente y en la misma, debe destacarse los logros y también los fracasos o dificultades; cosa esta última, que se omite a favor de quien la rinde, pues nadie quiere decir en público, que fracasó.

Pero bien, llamándola como se conoce, es una pieza que siempre cuenta con el favor de los obedientes y con la repulsa o cuestionamiento de los irreductos; conocidos aquí como: “Contrarios u opositores”.

Es harto conocido que en ese día, se realizan los actos protocolares que exigen la Constitución y las leyes del país, en honor a la gesta patriótica, entre los cuales se cuentan: izamiento de la Bandera Nacional en lugares públicos oficiales, celebración de Tedéums y actos protocolares entre los que abundan los discursos que no son sentidos ni vividos ni siquiera por la mayoría de los que los pronuncian.

Hubo en este 27 de febrero, una actuación por parte del gobierno, que aunque muchos no lo notaron, a todas luces resultó llamativa y que ha sido considerada por algunos como una mala señal, ya que es la primera vez que se realiza y que de hecho desnaturalizó la realización del acto protocolar tal y como era costumbre, llevándolo a realizarse en una hora inoportuna, según la costumbre, hecho que ocurrió a nivel nacional, es decir, en las 32 Provincias del país.

Se obligó a trasladar de horario el acto patriótico, para conminar a los funcionarios, civiles y militares y demás personas, a tener que escuchar y ver el discurso (2h 35m) que emitió el Presidente desde el Congreso Nacional, para lo cual, bajó una comisión desde el Palacio Nacional, a instalar una pantalla gigante en cada gobernación provincial, en un salón desde el cual todos tuvieron que ver y escuchar la extendida pieza oratoria y visual, la más extensa de los últimos años.

¿Qué pasó con esa obligatoriedad?.  ¿Cuál sería ese genio, que le diría al Presidente, que esa era una buena opción?.  ¿Será ese un signo de inducción o de represión?.

La tuerca tiende a apretar ya que esa es su naturaleza; sin embargo, también en un momento determinado, puede correr la rosca.

¡Esa imposición, no estuvo bien señores del gobierno!. Se pasaron.

 

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