Por el académico, Miguel Ángel Segura A. M.A.
Primera parte (I).
Es imprescindible recordar los conceptos siguientes:
¿Qué es la dignidad humana?
De acuerdo con definiciones actuales, es asumida como el valor que tienen las personas por sí mismas, esto es, por el mero hecho de serlo. No se refiere a una condición provista por ninguna persona u organización, sino que es consustancial a la humanidad, sin distinción de sexo, raza, religión. Además, es irrenunciable e inalienable, es decir, forma parte siempre de la condición humana misma.Fuente: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S1726569X2009000100008&script=sci_arttext&tlng=en
La sensibilidad:
Se trata de un término de muchos significados en diferentes contextos, proveniente del latín sensibilitas, voz derivada de sensus (“sentido”), con la que los antiguos romanos se referían al “sentido común” y que da origen a muchas otras palabras hispanas, como asentir, consentir o sentencia. A grandes rasgos, es concebida como la capacidad que tiene algo o alguien para sentir, o sea, para percibir su entorno o para ser alterado naturalmente. Fuente: https://concepto.de/sensibilidad/#ixzz84voXPIAL
La deshumanización:
La deshumanización es la privación de las cualidades que distinguen a las personas como seres humanos, que al empezar a ser comparados con objetos o animales puede ser considerados como incapaces de sentir algo más que dolor. En el ejercicio de la medicina puede entenderse como la consecuencia de un modelo racional cientificista que se aleja de la sensibilidad humana. También pueden considerarse como grupos sociales deshumanizados los que se perciben como incapaces de experimentar emociones humanas complejas, de compartir creencias o de actuar según los valores, las normas sociales y morales.
A partir del análisis de las tres conceptualizaciones citadas arriba, he observado con mucha frecuencia como son usadas las redes sociales para publicar miles de escenas espeluznantes, llenas de realidades sangrientas, que exponen al desnudo los hechos más horribles y desgarradores por los que atraviesan los seres humanos y de manera especial, las atrocidades dolorosas de constantes muertes de Niños, Jóvenes y de Mujeres indefensas tanto en nuestro País como otras partes del mundo.
Por más de dos años frente a esta cruda situación, debo confesar que los niveles de traumas humanísticos son alarmantes, debido a los constantes golpes de publicaciones deshumanizadoras que en nada contribuyen al fomento de la Paz, los buenos valores y la tan anhelada “CONVIVENCIA” pacífica.
¡Es un grito, una alarma a todo pulmón, la multiplicación de mensajes negativos, destructivos llenos de odio, violencias, promoción de drogas, alcohol y otros vicios que ninguno promueven el desarrollo y la calidad de vida que tanto necesita nuestra sociedad ante la crisis que enfrentamos.
Resulta inconcebible observar “Imágenes de accidentes con destrucción total de personas, cuerpos mutilados, escenas de estudiantes en acciones incorrectas, mujeres destrozadas con sus cuerpos desnudos, bailes depravados”, en fin, cientos de exhibiciones que inyectan veneno y desesperanza.
Urge entonces hacer un alto y responder reflexivamente a las siguientes preguntas:
• ¿Será que sentimos placer al hacer uso y promoción de la desaparición de la sociedad?
• ¿Estamos perdiendo la sensibilidad humana?
• ¿Podría pasarle esta realidad a un familiar nuestro, Dónde está la razón?
• ¿Cuáles cosas positivas y de excelentes valores puedo promover de las personas y de mi País?
• ¿Cuáles acciones son dignas de imitar desde nuestras familias y lugares de trabajos, que puedan ser modeladas por los demás?
POR FAVOR…… hagamos uso de la razón. UN STOP.
El autor es Ministro Evangélico, Catedrático Universitario y está Concluyendo un Doctorado en Ciencias de la Educación (Universidades Consorciadas) UCNE, UAPA, UTECO Y UCATECI. República Dominicana.
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