El abogado Julio Cury expresó su profunda decepción ante el ejemplo proporcionado a la sociedad por las divergencias en la contienda por la presidencia del Colegio Dominicano de Abogados, tanto para los no afiliados como para aquellos que sí lo están.
"Lamentablemente, las restricciones éticas me impiden emplear el término adecuado, pero, sinceramente, este espectáculo no podría ser más desalentador", lamentó Cury, señalando con estupor cómo los candidatos, emocionales y erráticos, se autoproclamaron ganadores.
Para el distinguido jurista, la responsabilidad de esta deplorable situación recae en el sistema político. Explicó que si prevaleciera el principio de contrapeso, si existieran controles efectivos, si el Congreso Nacional ejerciera sus funciones de fiscalización, y si el Ministerio Público actuara sin verse afectado por intereses partidarios, pocos buscarían ocupar cargos públicos debido a las consecuencias conocidas de los excesos.
Cury señaló que la disputa en el Colegio Dominicano de Abogados se reduce a la lucha por el control del presupuesto de los recursos administrados por esta corporación de derecho público, que tiene una base asociativa privada y percibe tasas por servicios judiciales, posiblemente también del Presupuesto General de la Nación.
"Lo que ha sucedido es una intensa lucha por el control de los recursos, y los enfrentamientos en los medios de comunicación y las redes sociales han revelado que, más que regular el ejercicio de la profesión, el objetivo principal ha sido acceder a los fondos. Es evidente que la búsqueda de posiciones públicas se ha basado tradicionalmente en el acceso a estos recursos", agregó.
En una entrevista en el programa Toque Final, reiteró que la culpa recae en los partidos políticos, que, a pesar de la escasa participación en estas elecciones, las presentan como un anticipo de lo que podría suceder en los comicios del próximo año.
Cury destacó la tendencia a presentar estos resultados como indicadores de la realidad política predominante, aunque considera que esto es falso. Subrayó que estos enfrentamientos encarnizados por posiciones aparentemente irrelevantes reflejan un uso indebido de artificios para influir en la percepción colectiva.
En cuanto a la ética profesional, enfatizó que nunca antes
había presenciado algo similar en la entidad y expresó su incredulidad ante la
falta de acuerdos entre los candidatos. Argumentó que la ética profesional
debería guiar el comportamiento en cualquier profesión y cuestionó la idoneidad
de los candidatos que intentaron llegar a acuerdos, especialmente cuando hay
evidencia de transacciones monetarias. Considera que esto refleja un pésimo
ejemplo para la sociedad, caracterizado por la inmoralidad y la búsqueda de
lucro personal a expensas de los recursos públicos.
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