Por Félix Betances
La política dominicana siempre ha adolecido de profundas
debilidades, dada la idiosincrasia del dominicano, al que siempre se le enseñó
que política es perseguir el poder hasta llegar a él, solo para lucrarse del
erario.
Tal ha sido la mala práctica, que hemos tenido que vivir como
ejemplo negativo para los dominicanos llevada a cabo por casi todos los que nos
han gobernado a lo largo de la historia, con muy raras excepciones.
En ese tenor, la tozudez ha llegado a los extremos, cuando escuchamos decir a algunos, que luchan a favor del pueblo. ¿De cuál pueblo?.
Lo peor de todo es que esos mismos males, afectan los
contornos de los 48 mil kilómetros cuadrados dentro de los que se enmarca
nuestra República Dominicana y que más temprano que tarde, han menoscabado la
fe de los ciudadanos que en algún momento cifraron sus esperanzas en que algún día
podríamos tener esperanza en nuestros políticos.
Cito el caso específico de Barahona para referirme a la
experiencia vivida por un joven profesional, cuya filosofía siempre ha sido el
desarrollo y el progreso de su pueblo, para lo cual ha hecho grandes
realizaciones; el Dr. Natanael Gutiérrez Pérez quien surgió como político, a través
del Partido Fuerza del Pueblo (FUPU).
Gutiérrez, se vio conminado a renunciar de dicha organización
debido a que le fue cerrado el camino para que no alcanzara el cargo propuesto,
después de haber agotado todo un periodo de lucha e inversiones, además de su
tiempo, en desmedro de sus empresas.
Se escucha decir y se lee, que el doctor Gutiérrez sería
juramentado próximamente en otra parcela política desde la cual, le estarían
haciendo ofertas ya que es una persona que cuenta con condiciones para ocupar
cualquier cargo público.
Sin embargo, hay quienes piensan que ante la situación actual,
si el doctor Gutiérrez quiere mantener su discurso de que procura ser un político
diferente a los que ya conocemos y proyectarse hacia el futuro. Lo peor que pudiera
hacer en este momento, sería irse a otro partido ya que eso lo haría perder la
diferencia.
Lo que más le convendría por el momento sería mantenerse
fuera del partidarismo, resistiendo todas las ofertas que pudieran hacerle,
precisamente ante la proximidad de las elecciones ya que se entiende que su
necesidad, no es de un cargo y tomar el camino de nuevo, pasadas las elecciones.
Podría poner en entredicho su postura, teniendo que recorrer
de nuevo todos los caminos que ha recorrido diciendo que una cosa era buena, diciendo ahora que es mala, lo que pudiera
dejarlo muy mal parado.
Lo peor de todo es que podría ser utilizado por gente que
sacaría de él sus potenciales y siempre lo verían y lo considerarían como un
simple oportunista.
Es solo un pensamiento en voz alta.
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