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Destacado munícipe barahonero Jean Elías García Vólquez pone a circular su libro: «Para Ti»

Destacado munícipe barahonero  Jean Elías García Vólquez pone a circular su libro: «Para Ti»

 En Barahona.

En el mundo de las letras, nos resulta a muchos un tanto complicado poder entender qué, desde el ámbito de las matemáticas, las ciencias puras, las ingenierías pueda salir un escritor y mucho menos un buen escritor.

Sin embargo, ejemplo en el universo literario los tenemos y muy bien reconocidos, aunque hay algunos que han podido ser tan solo escritores de ocasión y que esperamos no sea este el caso con nuestro duende de hoy, el ingeniero Jean Elías.

En la República Dominicana podemos citar varios casos: uno de los más recientes, es el del químico y profesor universitario Julio C. Marmolejos, quien escribió un libro de relatos titulado: “Villa Juana en mis recuerdos”  y  con anterioridad, recuerdo un caso por muchos de nosotros conocido como lo es el del ingeniero Pedritín Malagón, todo un intelectual y como decían en el pasado un culto hombre de letras o algo así como una biblioteca andante; con conocimiento de música, artes, cine,  en fin una cultura enciclopédica que espanta y ni hablar del médico pediatra y mejor escritor don Mariano Lebrón Saviñón, creador del Movimiento Literario dominicano de la Poesía Sorprendida. 

 En el campo internacional uno de los casos de mayor conocimiento lo es el argentino don Ernesto Sábato, un hombre graduado en ciencia, específicamente (físico) y que escribió uno de los textos más memorables de la segunda mitad del pasado siglo en nuestra Latinoamérica como lo fue su obra El túnel, la misma que lo catapultó entre los grandes del Boom de la literatura Latinoamericana.

Hoy, le toca a un hombre de las ingenierías, el cual creció bebiendo aleluyas de poesías en la orilla del mar y frente a la Casita Blanca con su Loma del Curro como mantra de fondo, correteando entre cangrejos y jaiba en los pasadizos y trillos de los manglares del Cayo. Quizás, por eso en Jean Elías no vuelan tanto las metáforas cuando frente al ejercicio de escribir tiene que despachar el desamor o el amor pasado. Pero sí, en este escritor de primera factura literaria (su primer libro) se preocupa de que sus versos de amor lleven consigo un alto grado de respeto y valoración de la mujer, aún de aquella que no le correspondió o zarpó de su lado sin ningún adiós; esto, tal y como no lo muestra en estos versos del poema titulado Reina de ajedrez, pág., 13…

Entre traiciones y mentiras

Soñaba que te daba la gran vida.

El perdón es más grande que todos los pecados.

Como leemos, no hay en este cantar de desamor trozos de odio, ni de rencor, el poeta danza en un desahogo que flota como una lección de vida para alguien que no supo tratar en su momento el afecto, los sentimientos y el aprecio de un hombre enamorado…y nos dice en otra estrofa del mismo poema.

Si Dios me pone a tu lado

con un abrazo franco

te daré mi perdón sagrado.

Y absolveré como un santo

Todo tu enorme pecado.


El fluir poético de Jean Elías, es sin un lenguaje escritural rebuscado. Su estilo es un poco él, digamos que sencillo, coloquial pero esmerado en lo correcto del decir.

Su poética es un canto aún tanto atado al decir tradicional, digamos que con un dejo de ritma se siente vivir y morir en el discurrir de su narratología poética. Sin embargo, el poeta se desprende por momentos en el discurrir de los poemas desandando por el verso libre.

Es justamente la falta de este enclave literario el que no permite que se sienta en la poesía de nuestro autor un mayor flujo de metáforas y otros giros literarios que ayuden a engalanar los poemas.

Obviamente, este es un lujo que se pueden dar los que empiezan a desandar los primeros partos poéticos, como es el caso de nuestro duende de esta mañana de sábado soleado.

Jean Elías, se inclina y discurre por una poética de la brevedad, trabajando con maestría la economía de las palabras, esto sin que el poema quede a la deriva en la mente del leyente. Veamos como lo hace en este breve poema titulado Esta noche, pág. 18.

No es tu corazón ni conversación

lo que busco esta noche.

Es un buen vino, mezclado

con el sabor de tu boca,

que tu ombligo sea mi copa.

Y, después de tanto amor y conocer todo tu cuerpo,

a mí no me importa si me encuentran muerto. 

Digamos, que nuestro escritor es un poeta del desafío amoroso, de la locura de amor, el tinte de la resistencia ante la dama por lo que se es capaz de darlo todo, hasta la vida.

Como vemos, no solo de desamor está hecha la poética de Jean Elías, también el amor pone su grano de arena en la construcción literaria del este autor que hoy se nos revela con uno de los temas literarios más reiterados y que siempre encuentra acogida en función de la realidad de cada autor, recordemos que el tema del amor, William Shakespeare en su tiempo y momento lo uso y muchos otros después como Pablo Neruda y sus Veinte poemas de Amor  y que decir de la voz poética Luis Alfredo Torres la voz más alta de poesía de esta provincia y una siempre a tomar en cuenta en el parnaso nacional.

 Ahora nuestro autor le da uso en este poemario cargado de ese latir sustancioso que da el amor, que puede incluso ser hasta una medicina, como nos dice en el poema: “Tu cura”, pág. 56, como el autor nos lo dice en estos versos…

Te cambio mis versos por tus engaños del pasado.

Léelos y te curarán la soledad, la tristeza y la amargura.

Y con el tiempo te darás cuenta de que ellos son tu

única cura.     

Como podemos ver, en los poemas de J. Elías va el dolor y la angustia existencial de un momento de su vida, cual mecer de olas sobre el viejo remolcador “El Tanac V” o como los residuos del viejo muelle dolidos de salitre y sol, de la heroica Perla del sur. Así, son sus versos en: “Para ti”…

Una noche me dijiste y me repetiste

que ya no me querías

 y que por mí nada sentías.

Yo te contesté con valentía:

también ¨Yo no guardo odio ni luto tampoco¨.

Tendré que ir al cementerio

A enterrar los restos del amor que un día tuvimos y

de paso dejaré también los besos que nos dimos.

                                                       Poema Restos. Pág. 83.

                                                                      Muchas gracias

                                                                Luesmil Castor Paniagua.

 

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