Por: Félix Betances
El pueblo dominicano acaba de vivir un estremecimiento que
quien lo produjo, sabía de manera previamente bien pensada, que no ocurriría lo
planteado en la llamada “Reforma Fiscal”o modernización fiscal.
Esa no fue más que una bomba de humo, ya que el autor y actor
principal, actuó como el que sacude con fuerza una mata de “Caimitos”, a
sabiendas que estos no gotearán tan fácilmente.
Él le tomo el pulso al pueblo solo para satisfacerse, de qué tipo de pueblo es hoy la República Dominicana y de cuál sería la respuesta del mismo, en caso de que esto se hubiese impuesto por la fuerza, habiendo tenido que enfrentarlo a fuerza y represión en las calles y a otros, ejerciendo fuerzas estratégicas, como son los que ostentan el poder económico en el país.
Para algunos que analizan a su manera las cosas o que
simplemente no las analizan, Abinader se convirtió en un “MESIAS” en Octubre,
cosa esta que ni ellos mismos se las creen.
¿Por qué sabía el Presidente que la reforma no pasaría y por
qué no la impuso con la mayoría que posee en el Congreso?.
Porque no la encaminó con el encuadre pertinente por temor a
los sectores que necesariamente tenía que afectar, tal y como se le hizo ver.
En tal sentido, debió plantearla de manera equilibrada, de la siguiente manera:
Eliminación de los recursos que de manera odiosa y aberrante,
se les entrega a los “sinvergüenzas”, agrupados en los diferentes Partidos Políticos,
eliminación de los suntuosos recursos que reciben los propios legisladores como
son: el Cofrecito y el barrilito, entre otros; eliminación de prebendas y
subsidios que reciben sectores privilegiados, que en nada contribuyen con el
bienestar social sino el propio, reducción de la nómina pública y en
consecuencia, de los altísimos sueldos que devengan gentes que ni siquiera
rinden labor alguna al país. Además, de plantearse mecanismos efectivos para
perseguir la evasión de impuestos de empresarios y comerciantes, a los que solo
les duele su dinero.
Estaba clarísimo que no iba a progresar una reforma que lo
que planteaba era terminar ahorcando cada vez más a los más necesitados, donde
se planteaba el desacierto de poner impuestos hasta a un guineo y a un plátano,
que con precios ya sumamente elevados, quienes más los consumen son los pobres.
Ahora nos toca esperar los anunciados “ajustes” y si como
dicen los cristianos, que Dios ilumina a los mandatarios, pedirle que
intervenga en favor de este pueblo, para que no vaya a padecer una especie de
desquite.
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