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REFLEXION: Madres dominicanas extraordinarias: relatos de valentía y sacrificios

 

REFLEXION: Madres dominicanas extraordinarias: relatos de valentía y sacrificios

En el Día de las Madres, celebramos a aquellas mujeres que, con amor, sacrificio y determinación, han dedicado su vida al bienestar y crecimiento de sus hijos. Son historias de lucha, resiliencia y entrega.

Desde diferentes perspectivas y realidades, ese ser humano enseña que ser madre es una aventura llena de desafíos, pero también de aprendizajes y recompensas.

Así como de vivencias, valentía, mensajes de esperanza y fortaleza para todas las madres, ya sea que lo hagan solas, acompañadas o, en algunos casos, como abuelas que asumen nuevamente el rol de madre. 

Ellas son un ejemplo de que, sin importar las circunstancias, el amor de una madre es infinito y siempre encuentra la manera de superar cualquier dificultad.

Madres que crían solas

La periodista Adriana Peguero es una de esas madres incansables que, a sus 58 años, reconoce que criar a sus hijos sin apoyo paterno "duele". Aunque su profesión conlleva trabajar largas horas, siempre luchó para que a su hija, Larimar Flora, no le faltara nada.

Aseguró que la ausencia de ayuda afecta mucho la logística. "A mi hija la tenía en clases de ballet y música, tuve que sacarla. No por la parte económica, sino logística, porque cuando yo tenía que viajar o tenía que trabajar, no tenía quién me llevara a la niña y ella faltaba", describió.   

Adriana recuerda que cuando Larimar era una niña le preguntaba: "Mami, ¿dónde está mi papi?". Para protegerla, le inventaba historias sobre su ausencia. "Le decía que había tomado un avión, pero para volver tiene que coger otro avión y es muy difícil. Entonces por eso no viene".

Nunca le habló mal su hija sobre su padre, porque su objetivo era criar una persona sana de mente y corazón, evitando que el resentimiento la afectara.

En ocasiones, Adriana tenía que llevar a Larimar al trabajo, porque no tenía quién la cuidara. Allí, sus compañeros, de quienes hoy se siente agradecida, le brindaban una mano amiga con la niña.

A pesar de las dificultades, contrataba personas para que la ayudaran en casa, pero por diversas razones no permanecían mucho tiempo. Sin embargo, narra que contó con el apoyo incondicional de su hermana y de una vecina -Sara- que cuidaban a Larimar. "Yo tuve esa vecina que es como su segunda mamá", indicó.

A pesar de todo, Adriana logró educar a su hija con los valores que le inculcaron sus padres. Hoy, Larimar tiene 22 años y se graduó recientemente del Instituto Tecnológico de las Américas (ITLA).

Su mensaje para otras madres es claro: "Cuando te ves en una situación que te toca criar un hijo sola, que te toca vivir sola, tú tienes que buscar la parte bonita de la historia y convertirla en algo positivo. No victimizarte, meterle ganas y apoyar. A las madres solteras solas hay que concentrarse en darle lo mejor a sus hijos, que es lo mejor".

Madre a los 15 años

Otro caso es el de Gerdania de Jesús, quien comparte con valentía la historia de su vida. Con tan solo 15 años se convirtió en madre y, sin todavía haber alcanzado la mayoría de edad, salió embarazada por segunda vez.

Sin recursos ni apoyo familiar -ya que sus padres habían fallecido- tuvo que abandonar sus estudios para dedicarse por completo a sus hijos.

El mayor desafío de Gerdania llegó cuando su segundo hijo, a los 9 meses de nacido, presentó síntomas de crisis de epilepsia. "Ser madre soltera, con pocos recursos, sin madre ni padre, fue un desafío fuerte", relató.

A pesar de las dificultades, Gerdania nunca se rindió. Buscó estrategias, se enfrentó a la vida con determinación y, aunque en ocasiones dudó de su capacidad, siempre encontró la fuerza para seguir adelante. "A veces yo creía que no lo iba a lograr", confesó.

Cuando sus hijos ya tenían 7 y 5 años, llegó otro bebé a su vida. "Entonces ya eran tres hijos. Tuve que pedirle ayuda a mi familia, porque no podía", destacó, refiriéndose a sus hermanos.

Tras recibir el apoyo, Gerdania trabajó incansablemente para mantener a sus hijos. "Duré mucho tiempo cumpliendo con dos jornadas laborales y, por fuera, trabajaba extra para poder sustentarme", relató. "Vendía ropa interior y productos de limpieza, y así crie a mis hijos, que ya el más pequeño tiene 17 años".

Su jornada laboral era extensa y variada. Trabajó en restaurantes, casas de familias y se dedicó a lavar ropa por fuera, todo con el objetivo de garantizar el bienestar de sus hijos.

La ausencia de una figura paterna afectó al mayor de sus hijos, quien con frecuencia le preguntaba: "¿pero y mi papá que no viene?". La cuestionante siempre repetía cuando veía a sus primos junto a sus padres en Navidad. 

"Tuve que llevarlo a terapia", explicó Gerdania sobre la situación de su tercer hijo, quien, al vivir la separación de sus padres no entendía la situación. Con el tiempo, "él y su papá tienen una buena relación", agregó.

Ahora sus hijos tienen 17, 23 y 26 años y Gerdania decidió retomar sus estudios. Está por finalizar la carrera de contabilidad en la Universidad Autónoma de Santo Domingo (UASD).

En su mensaje a otras madres, expresó: "Confiar en Dios, porque es difícil, pero no imposible. No hay una cosa más bonita que cuando tú te sientas y dices mis hijos son lo que son, porque yo me la jugué sin mirar para atrás".

Enviudó de forma repentina

Para Elba Gil, ser madre soltera es un acto de amor y responsabilidad. "Esto significa darlo todo por ese ser que nació de ti y que muchas veces no entiende que es necesario darle ese todo", expresó con convicción.

Su historia no es como la de otras madres que desde el inicio asumieron la crianza en solitario. El 5 de abril de 2011, la vida de Elba dio un giro inesperado cuando su pareja y padre de sus hijas falleció repentinamente.

Desde ese momento, Elba asumió por completo la responsabilidad de formar y guiar a sus dos hijas, que tenían 11 y 15 años, en plena etapa de la adolescencia.

"Para una madre soltera formar a sus hijos no es fácil, porque no solamente es el recurso económico, son muchas las necesidades que tiene un hijo y hay que suplirlas. Una madre tiene que hacerlo todo y darlo todo", explicó.

A Elba se le hizo difícil lidiar con la situación, porque no estaba acostumbrada a estar sola. "Tenía una persona que me brindaba, en todos los sentidos el apoyo que mis hijas y yo necesitábamos", dijo refiriéndose a su esposo, pero tras su fallecimiento le tocó enfrentar la realidad de formar a esas jóvenes que quedaron bajo su responsabilidad.

Elba también extiende su admiración por aquellas madres solteras que, incluso llegan hasta a emplearse en un hogar para darle un sustento a sus hijos. "Ser madre es una responsabilidad que incluso te lleva a olvidarte de quien tú eres", comentó.

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