Por: Félix Betances
Barahona, R.D.
Las ya convertidas en tradicionales algas o sargazos llegaron
de manera silenciosa a Barahona, esta vez en forma abrumadora con una
abundancia tal, que podría definirse como de centenares de toneladas.
Un buen porcentaje de ellas se ha podrido y el hedor como es
natural, ya no afecta solo a los residentes de la parte baja de la ciudad y de
Villa Central, sino que se esparce por toda el área geográfica de ambos
municipios, varios kilómetros a la redonda, como dice el viejo refrán.
Residentes en la zona dicen que esto no es nada nuevo ya que
ha ocurrido en años anteriores, pero sí destacan que antes eran retiradas con
brigadas de hombres y mujeres y equipos tales como: rastrillos, carretillas y
camiones, mientras que ahora no parece importarle a nadie.
Algunos han llegado más lejos y han manifestado que la recogida de algas en Barahona, tenía un nombre y que se llamaba: “Carlos García”, quien desde el cargo de director regional de Obras Públicas que ocupaba, reunía 30 camiones, 200 hombres y un gran apoyo logístico, además del apoyo que recibía de algunas instituciones que se agregaban.
Hoy, por lo que se ve, esto no es importante para Turismo, Obras
Públicas, Alcaldía Municipal, Salud Pública, Medio Ambiente, Clúster Turístico
ni para nadie en particular.
Mientras tanto, enférmense, asfíxiense, ahóguense, muéranse y
como decía el viejo de la desaparecida Academia: “Jódanse barahoneros”.
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