Por Wellington Pérez Vargas
Me había prometido a mí mismo hacerme el de la vista gorda y
mirar para otro lado con las cosas de mi pueblo Cabral. Pero quedarse callado
ante la inercia, la indolencia, la falta de esperanza, para mí no es una opción
rentable.
Cabral está más polvoriento qué nunca, parece un pueblo en
decadente involución, como si a su gente no le importara vivir en una ciudad
que pareciera de indigentes. ¿De verdad seguiremos así, eligiendo autoridades
solo por el beneficio individual?. Pensemos en el beneficio colectivo y les
aseguro que si lo hacen, podrán tener mejores dividendos.
¡Despierten!, que Cabral agoniza como pueblo y aunque tengamos diferencias, hay que unirse en favor de un mejor porvenir para todos, porque el camino que lleva en los últimos 10 años no es el mejor.
“No es posible que siendo Cabral uno de los pueblos con más
agua de este país, aun no tenga resuelto ese bendito problema de por vida”.
¡Ah! y sí, esto es muy personal, porque me duele mi pueblo y
me duele, no para sacarle capital politiquero, ya no soy de ningún partido,
esto me da la libertad de decir lo que siento; mi adolescencia y juventud me las
pasé en los grupos populares, culturales y sociales, luchando por un Cabral
mejor para nuestra gente, mis hijos, mi familia, porque sin importar lo lejos que
estamos siempre volvemos a nuestra tierra -019.
Autorizo a los medios locales si gustan, reproducir este
desahogo muy personal. Me harté de escribir artículos diciendo lo mismo, ahora
reacciono como ciudadano desahogo Cabral.
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