Por FELIX BETANCES.
A juzgar por los hechos y acontecimientos de los últimos tiempos
en lo relativo a la educación dominicana, se puede considerar sin lugar a
equivocarse, que la misma no ha corrido con la mejor de las suertes.
El manejo muy desafortunado del sistema educativo dominicano
durante las últimas décadas, ha puesto en evidencia las debilidades con las que
el mismo ha operado, con el apoyo ni
siquiera disimulado del gobierno central, a pesar de las grandes cantidades de
recursos económicos que el pueblo ha tenido que sacrificar para sostenerlo.
Pero eso no es lo peor, a las escuelas públicas, aun a la
altura en que se encuentra el año escolar, no ha llegado ni siquiera un libro
de texto, de los que están previstos a sustentar el actual currículo en el año
lectivo, obligando a los padres a tener que sacrificarse sobremanera, erogando
ciertas sumas de dinero, para que los estudiantes extraigan de los Centros de
Internet, las clases que les son asignadas por los profesores; algo que a todas
luces es incongruente.
Como un complemento a todo esto, el Ministerio de educación,
acaba de disponer de más de 600 millones de pesos para cambiar los uniformes, cosa
que en el momento no es una prioridad sin decir que actualmente, los suplidores
del almuerzo escolar, tienen alrededor de siete meses que no reciben los pagos
correspondientes, algo que los pone entre la espada y la pared, ante sus
compromisos.
En adición a todo esto, vemos un sistema educativo en
desgracia desde la cabeza hasta los pies, pues basta con conocer la penosa situación
por la que atraviesa la Universidad Autónoma
de Santo Domingo la cual no sale de una huelga, por reclamos que no han sido más
que promesas incumplidas por sus autoridades, frente al personal docente y
administrativo; lo mismo ocurre con el resto del sistema, cuando nos
encontramos con un Magisterio que parece que ha hecho “conciliación” con las
huelgas y los famosos paros de docencia en reclamo de reivindicaciones, con el
consabido sacrificio del estudiantado más pobre y vulnerable del país.
Hay que agregar que producto
de todo este embrollo, son los penosos resultados que dan los organismos
internacionales, en los que se demuestra que estamos en los últimos lugares en
los estándares de calidad de la educación.
Cabe preguntarse, ¿cómo es posible que sea esta la pantalla
que presente nuestro país ante un tema tan neurálgico y medular para como lo es
la educación, siendo dicho sea de paso, el punto de mayor atracción y enfoque
de los gobiernos del Presidente Danilo Medina?.
¿En qué niveles espera él dejar el país en términos de educación
al final de su mandatos, de seguir las cosas como van?. O ¿Es que acaso será él
el único que no está enterado de lo que aquí está pasando?.
Nadie puede negar que la situación por la que está pasando el
sistema educativo en la República Dominicana, pueda considerarse como suele
decir el pueblo llano: “le cayó una maldición negra” y por el camino que va, no
lo salva “ni el Médico Chino”.…
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