Por Félix Betances.
El término “morgue”, significa depósito de cadáveres, pura y
simplemente.
En cualquier lugar del mundo donde se construye un hospital,
como parte integral del mismo, ineludiblemente hay que construir una morgue y
esto asegura que dentro del ejercicio nosocomial, siempre estarán presentes las
muertes, decesos o defunciones por diversas causas.
Es decir, que siempre morirán personas ya se trate del período
perinatal con todas las delicadezas que este implica como en los períodos que
abarcan desde la pos natalidad hasta la ancianidad, aunque de ninguna manera podrá
justificarse la muerte de personas algunas, por el simple hecho de saber que
siempre morirán.
El fallecimiento de varios niños en el Hospital Regional
Universitario Jaime Mota de Barahona hace unos días, ha creado toda una “revolución
sin balas” en el Sistema de Salud de la República Dominicana, donde por un
lado, sectores sociales y especialmente políticos, han satanizado a la dirección
de dicho establecimiento de salud al igual que al Director Regional, acusándolos
de ser los responsables de los referidos decesos.
Todo parece indicar que las principales autoridades entienden
que el problema no está en la separación de sus puestos de los susodichos
directores, sino en enfrentar con responsabilidad las debilidades que son
atribuibles al propio Ministerio, desde su dirección.
Las luchas y reclamos de la población en procura de que se
den soluciones adecuadas a las precariedades en que opera el Hospital Jaime
Mota, llevan décadas, sin que hasta el momento, nadie haya hecho caso a las
mismas, pro las autoridades locales, que conocen al dedillo la situación,
tampoco se han preocupado nunca, por buscar una solución, a pesar de que en
esos años, han fallecido: niños, adolescentes, jóvenes y ancianos por
diferentes causas.
Si el Ministerio de Salud hoy ha asumido intervenir el
Hospital y hasta ha comenzado a enviar algunos insumos, además de comprometerse
a nombrar especialistas que aquí hacen falta en distintas áreas, es porque
reconoce que el fracaso aquí, no ha sido culpa o responsabilidad de simples
directores, sino del propio Ministerio y que el fracaso de la gestión del
Ministerio, también es el fracaso de la política en materia de salud del propio
gobierno dominicano. (Veamos a Neyba, Paraíso, Enriquillo y otros pueblos, sin
hospitales).
Pero tampoco aquí se ha escuchado la voz del Colegio Médico
Dominicano, el cual se dejó sentir en Santiago, para provocar la intervención del
Hospital Cabral y Báez; Sin embargo, a Barahona y a la Región, le ha dado las
espaldas en forma muy poco responsable.
Esto no se resuelve con paños tibios ni con justificaciones
infundadas ni mucho menos politiquerías baratas expresadas en cualesquier salón
de prestigio de este país; esto se resuelve con decisiones acertadas, responsables,
puntuales e inmediatas, cosa que la Región espera se haga; pero ya.
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