ROMA — Una organización internacional de monjas católicas denunció la “cultura del silencio y el secreto” que rodean a los abusos sexuales e instó a las religiosas que pasaron por esa situación a reportar los delitos a la policía y a sus superiores.
La Unión Internacional de Superioras Generales (UISG), que representa a más de 500.000 monjas de todo el mundo, se comprometió a ayudar a las religiosas víctimas de abusos a encontrar el valor para denunciarlo, y prometió ayudar a las víctimas a curarse y a buscar justicia.
La UISG no se refirió sin embargo al clero como los agresores. Aunque este tipo de abusos son recurrentes en algunas partes de África y la presunta violación de un cura a una monja en India copó titulares, también se han dado casos entre mujeres de una misma congregación.
En su amplia declaración, la UISG condenó lo que llamó el “patrón de abuso que prevalece en la Iglesia y en la sociedad actual”, citando el abuso sexual, verbal y emocional como tipos de maltrato que socavan la dignidad de las víctimas.
“Condenamos a los que apoyan la cultura del silencio y el secreto, a menudo con el pretexto de ‘proteger’ la reputación de una institución o considerándola ‘parte de su cultura’”, dijo el grupo.
“Abogamos por denuncias civiles y penales transparentes de los abusos, ya sean dentro de congregaciones religiosas, a nivel parroquial o diocesano o en cualquier espacio público”, agregó.
Una investigación de AP halló que en Europa, África, Sudamérica y Asia se dieron casos de abusos de sacerdotes a monjas, subrayando que el estatus de segunda de las religiosas en la Iglesia ha contribuido a un desequilibrio de poder por el que las mujeres pueden ser maltratadas por los hombres con casi total impunidad
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