AP
Bejing
Arabia Saudí cerró el acceso a los lugares más sagrados del islam, Corea del Sur endureció las penas para los que violan las cuarentenas y aeropuertos en Latinoamérica buscaban señales de enfermedad en los pasajeros el jueves, ante el nuevo virus que perturba a una franja rápidamente creciente del planeta.
Con el arribo del COVID-19 a un sexto continente y aumentar las cifras de enfermos y muertos, la crisis dio lugar a disputas políticas y diplomáticas, el miedo se volvió pánico en algunos sectores y creció la sensación de que ningún lugar del mundo es inmune a la propagación de la enfermedad.
A medida que se propagaba el contagio por Europa y Medio Oriente y se registraba un primer caso en Sudamérica, se cancelaban vuelos y endurecían los controles fronterizos. Pero los gobernantes del mundo se preguntaban cómo detener una enfermedad que se contaiga tan fácilmente y parecían dispuestos a hacer lo que fuese con tal de proteger a sus pueblos y economías.
Clases en Japón
El primer ministro japonés Shinzo Abe ordenó la suspensión de clases por varias semanas, una decisión que afecta a 12,8 millones de estudiantes.En Corea del Sur, el país más afectado fuera de China, las fuerzas armadas asignaron a miles de médicos y soldados a ayudar en los tratamientos y cuarentenas.
En Irán, el país con mayor cantidad de infecciones en el Oriente Medio, se flexibilizaron las normas de importación para permitir el ingreso de desinfectantes, cubrebocas y otros artículos necesarios.
Perú dispuso turnos de especialistas las 24 horas en su aeropuerto principal, Argentina empezó a tomar la temperatura de los viajeros que arriban y El Salvador prohibió el ingreso de viajeros desde Italia y Corea del Sur. Fuente Listín Diario
0 Comentarios