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¡Un llamado a la sensatez en un momento crucial!




Por Félix Betances

Cada vez que vemos llegar un período electoral, vemos llegar con él, una etapa de desgracia la cual por momentos se piensa que habíamos superado, pero que por el contrario, pervive en lo más profundo de los dominicanos, como si fuese una maldición ancestral.

La violencia electoral que siempre se acerca como un fantasma y al paso de cada espacio, nos deja luto y dolor, con una secuela de muertos y heridos como si se tratara de algo de lo que el pueblo dominicano no pudiera desprenderse.

Esto ocurre porque tenemos un sistema  electoral enfermizo, heredado de situaciones que aún no han podido ser superadas, las cuales se siguen practicando contrario a lo que define el diccionario como “política”, el cual nos la define como la ciencia más pura. Hay quienes dicen que en nuestro país, es un adefesio.

Lamentablemente, hemos vivido una especie de “política a lo dominicano”; a la cual muchos asocian también erradamente, el término. “democracia”, ya que lo que se expresa no es más que el “quítate tú para ponerme yo, sin pensar ni remotamente, en poner en alto los mejores intereses de la Patria.

Son muchos los momentos +en que escuchamos a personas decir: El poder es para usarlo”; sin embargo, no se trata de usarlo en bien de la colectividad sino en bien de los que lo tienen en las manos.

Pero bien, lo que no se entiende es que llegar las elecciones tenga que ser, llegar la desgracia entre gente que se conoce y que fuera de la política, todos  o son amigos o se tratan indiferentemente.

Entendemos que no está demás hacer un vehemente llamado a todos los dominicanos en este momento, para que al menos, a pesar de las posiciones políticas, pensemos en la familia la cual no merece ser lastimada bajo ningún concepto y mucho menos por ir detrás de algún cargo público o de alguna posición considerada privilegiada ante los demás.

Todo en la vida pasa: lo político, lo económico, la ocupación de un cargo por alto que sea,  sin embargo, lo que no pasa nunca es el dolor y la frustración que pudiéramos causarles a nuestras familias, por no detenernos a pensar o simplemente por dejarnos manejar por otros a los que muy poco les importamos, que no sea para bien de sus causas.

¡Que reine la sensatez y la prudencia entre todos, especialmente en estos momentos!.
El ser humano inteligente es aquél que está preparado para ganar, pero también lo está para perder; es aquél que sabe entender que: GANAR y PERDER, son hermanos que siempre andan juntos; para estar uno, tiene que ceder el otro.


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