Santo Domingo, RD
El nuevo giro dado por la política internacional del gobierno del presidente Luis Abinader plantea a República Dominicana un cambio de modelo en sus relaciones con importantes naciones, como China, Haití y los países árabes.
Desde su discurso de toma de posesión el 16 de agosto pasado, donde evitó referirse a China, el presidente Abinader ha dado señales claras de la dependencia que tiene el país caribeño con Estados Unidos como principal socio comercial, y la necesidad de fortalecer las relaciones estratégicas con el coloso del norte.
La decisión del mandatario ha implicado un distanciamiento con el gigante asiático que disputa con Estados Unidos la hegemonía de la economía global, y que es un consumidor con la demanda más creciente de productos, debido a su población de alrededor de 1,400 millones de habitantes.
República Dominicana y China establecieron relaciones diplomáticas en 2018, en medio de grandes expectativas del gobierno de Danilo Medina, quien visitó Beijing para reunirse con su homólogo Xi Jinping en noviembre de ese año. Se firmaron numerosos acuerdos y memorandos de entendimiento ante el ojo observador de Washington, que de inmediato llamó a consultas a su representante diplomático.
Empresarios chinos habían expresado su interés en invertir en el importante puerto de la bahía de Manzanilo, Monte Cristi; cámara de reconocimiento facial para el sistema de seguridad, plantas energéticas, turismo y aviación civil, cuando se firmaron los acuerdos con el gobierno de Medina, en medio de la parafernalia.
El lenguaje del mandatario ha cambiado desde que asumió el poder, cuando favoreció seguir fortaleciendo los instrumentos para una buena vecindad y fomentar el desarrollo integral de la frontera.
Por el contrario ayer Abinader afirmó durante una entrevista en inglés en el programa Woodrow Wilson International Center, que la situación de Haití es uno de los principales problemas para el Gobierno dominicano, y que la falta de estabilidad en el vecino país, su pobreza, estado de crisis y la gente en las calles es una situación difícil de controlar, mientras el gobierno haitiano, que encabeza Jovenel Moise, carece de fuerzas.
Censuró que la cantidad de mujeres haitianas que vienen al país a dar a luz, debido a la situación económica y social que enfrenta Haití, está afectando directamente el presupuesto del Gobierno dominicano.Se quejó también de que proteger la frontera resulta muy costoso.
Además, el 8 de este mes había expresado que la República de Haití representa un gran problema para la República Dominicana y para la región en sentido general.
El mandatario retomó el discurso del canciller Roberto Álvarez, que ante el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, dijo que no puede haber una solución dominicana hacia la crisis de Haití.
Abinader también ha dejado claro que su Gobierno trabajará por los dominicanos y no para resolver los problemas de los haitianos que residen en el territorio nacional. “Aquí lo que tenemos es que cumplir la ley, los haitianos que vienen a República Dominicana tienen que venir con un permiso de trabajo y cumplir con la ley y después de que terminen ese trabajo tienen que volver a su país”, dijo en una entrevista en CNN.
El Ministerio de Relaciones Exteriores dominicano expresó ayer en una comunicación oficial, que las relaciones con el pueblo judío datan del siglo XV. Fuente Listín Diario
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