Por Félix Betances
A juzgar por la realidad que
vive el pueblo dominicano en
estos momentos en medio de una pandemia que ha afectado al mundo, con muy pocas
explicaciones convincentes hasta el momento por parte de los gendarmes de la
salud mundial y ante la apertura gradual que han hecho las autoridades locales,
se advierte una situación que de no ponérsele la debida atención, podría salírseles
de control a las mismas.
Al decir salírseles de control, es bueno advertir que la
frontera que existe entre una cosa y la otra,
es más estrecha de lo que cualquiera pudiera imaginar. Así lo demuestra el
resurgir de acciones delincuenciales agresivas y con muy poco control por parte
de quienes tienen el compromiso de garantizar la seguridad ciudadana, que
desangran a la población en varias vertientes.
Basta condecir que esos actos, afectan la existencia humana ya que los desaprensivos, no lo piensan dos veces para quitarle le vida a cualquier ciudadano con tal de despojarlo de sus pertenencias; pero también afectan la parte económica en muchos casos, de personas que lo poco que consiguen, es a cambio de grandes sacrificios, resultándoles cuestarriba poder reponer lo perdido.
Con un gobierno que admite la situación y que se limita a
decir que no es fácil resolverla en poco tiempo y que se necesitan recursos.
Con un Director de la Policía que dice que la delincuencia
baja en momentos en que la sociedad y hasta las Iglesias claman misericordia.
Con una Justicia que por sus debilidades, favorece más a los
ofensores que a los ofendidos; poniendo en las calles con facilidad espantosa a
quienes en algún momento son sorprendidos en actos ilícitos y /o son denunciados
por los afectados.
Simplemente agregar a todo esto, el temor por falta de
garantías, que siente la población para delatar o denunciar a cualquier persona
que comete un ilícito; primero porque si se llegase a hacer como ha ocurrido en
muchas ocasiones, llega primero a su casa el denunciado que el denunciante,
corriendo el riesgo entonces de quedar al descubierto y bajo amenaza de agresión
incluyendo a su familia por parte de la persona involucrada y todo por la
irresponsabilidad y hasta contubernio de las llamadas autoridades.
Así no se puede. ¿Tienen miedo las autoridades?. ¿De seguir
así, a dónde iremos a parar?.
¡El Pueblo está aterrorizado señor Presidente!.
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