·Por: Alfonso Feliz Polanco
Cuando en cualquier país sus ciudadanos abusen del sistema democrático
en que se vive, el trayecto para llegar a un Estado de libertinaje será
extremadamente corto. Ésta es la lastimosa situación que se percibe en nuestra
república Dominicana.
Pues, a raíz de la atrevida e imprudente carta enviada por el
encargado de negocios de los Estados Unidos en nuestro país, respecto a la
política migratoria aplicada por el gobierno dominicano, hemos visto y
escuchado pronunciamientos provenientes
de unos que otros hacedores de opinión,
con los que sin lugar a dudas ponen entre dicho el Estado democrático en que
vivimos los dominicanos, ya sean éstos, dominicanos auténticos o por
nacionalización.
Al, al observar posiciones como la asumida por individuos
cuya presencia en la república Dominicana se debió a un gesto de acogida por
parte del gobierno dominicano, éstos debieran sopesar sus posiciones antes de
emitir juicios cuestionando al gobierno, con los cuales hacen un flaco servicio
a la democracia y por el contrario lo colocan en el borde del libertinaje.
Nuestro razonamiento surge a partir del pronunciamiento del periodista
de origen cubano pero nacionalizado dominicano Roberto Cavada, quien ha tenido
la osadía de cuestionar la política migratoria de nuestro país con Haití, considerándola
como inhumana y discriminatoria, ante la que nos preguntamos: ¿Vivimos en
democracia o en libertinaje?
Pues, partiendo del caso en cuestión entendemos que, ningún
ciudadano que sienta respecto por el país y su soberanía, habría de cuestionar
que su gobierno aplique las normas que como un Estado soberano e independiente
éste esté llamado a poner en función.
Para algunos conciudadanos parecerá antidemocrático que se cuestione la
actitud asumida por el comunicador de origen cubano, quien desaprueba nuestras
normas migratorias bajo el argumento de que según él son inhumanas, lo cual nos
induce a entender que partiendo de la posición adoptada por éste, el periodista
Roberto Cavada está plenamente identificado con los Estados Unidos.
En tal sentido consideramos que dicho comunicador bien pudo
buscar nacionalizarse ciudadano norteamericano y no como dominicano. Ello así
puesto que, como en los Estados Unidos a los nacionales haitianos cuando éstos
llegan ilegalmente, se les da un trato extremadamente humano y acogedor; para
él, hubiese sido mucho más satisfactorio vivir en Miami, que vivir en República
Dominicana. ¿Se pasó verdad?.
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