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ATENCION A ESTO!: Los “almuerzos” del Presidente a los comunicadores (OPINION)


 Por lo menos al autor de estas líneas, le resulta tedioso ir a los “almuerzos” que ofrece el presidente Luis Abinader en el Palacio Nacional a directores de medios y comentaristas de radio y televisión, en los que se refiere a uno que otro tema de interés nacional.

La primera molestia se deriva del hecho de que en la casa de gobierno nunca hay parqueos disponibles para los visitantes, pues los pocos que existen siempre están ocupados por los vehículos de los numerosos funcionarios.  Es así como los “invitados” del Presidente de la República tienen que ingeniárselas para encotrar un lugar donde dejar el suyo. (Quien escribe, tuvo este viernes que estacionarse casi a un kilómetro de distancia;  y bajo un candente sol, con chaqueta en mano y manga de camisa remangada, caminar hasta la entrada oeste del recinto presidencial).

A la izquierda de este último lugar, hay una “sala de recepción” con una primera máquina detectora de armas y metales, similar a las de los aeropuertos.  El visitante debe despojarse de todo objeto de metal que lleve encima, incluyendo bolìgrafos y monedas. Atravesada la misma, el visitante debe suministrar su nombre y, después de ser “depurado”,  dejar un documento de identidad.  Le es entregado allí un sellito plástico, redondo, para que lo coloque en la parte superior de su chaqueta.

Acompañado de un “oficial de protocolo”, comienza otra caminata bajo el sol,  hasta una casa de guardia, donde hay otra máquina detectora de armas y metales.  El visitante por segunda vez debe colocar en una canasta sus objetos de metal)

Luego de atravesar una vía angosta, llega hasta la puerta norte del Palacio donde (oh, sorpresa!) hay una tercera máquina detectora, donde hay que despojarse por tercera ocasión de todo lo que huela a metal (como si las dos veces anteriores no haya sido suficiente).

Regularmente el Jefe del Estado recibe a los comunicadores en la tercera planta de la casa de gobierno, donde (nueva sorpresa!) hay que volver a suministrar el nombre a tres empleados del Palacio para que lo depuren de entre una lista que tienen en una mesa.   Una vez hecha esta “depuración” la tercera sorpresa es que un par de militares apostados en la puerta,  con caras de “no buenos amigos” y como si no hubieran bastado los anteriores registros con máquinas detectoras, cachean al comunicador invitado. (Este viernes hubo un ligero incidente con la periodista Susana Gautreaux, a la cual, en forma grosera, se le obligó a abrir su cartera y mostrar lo que llevaba dentro).

Precisamente en este lugar se produce la cuarta sorpresa!, pues torpe e inexplicablemente se prohibe a los comunicadores entrar con celulares, relojes inteligentes, grabadoras y cámaras de ningún tipo.  Por este motivo se ven impedidos de fotografiar, tomar videos y grabar lo que dice el Presidente, quien regularmente hace un monólogo de más de una hora y después de él hablan hasta tres funcionarios , a los cuales también hay que escuchar en silencio.  (Los interesados en hacer reseñas únicamente pueden tomar notas de lo que suponen están escuchando).  Y si tienen alguna pregunta sólo pueden hacerla al final de la jornada, cuando ya todos están agotados.

Este viernes algunos de los comunicadores tuvieron la mala suerte de que les “cayó mal” la comida que se les suministrò en dicho “almuerzo”.


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