Por Félix Betances.
Pudiera pensarse que es fácil describir
a simple consideración, quién es o puede ser “El Médico del Pueblo”, pero por
no ser tan sencillo, comparto algunas consideraciones al respecto.
El médico del pueblo, es una figura
señera, hegemónica, egregia, que se erige a través de un ejercicio hipocrático con
verdadero sentir humano, con desprendimiento, donde la persona física alcanza
los méritos que le otorga la sociedad, con manifestaciones que emergen del corazón.
“El médico del pueblo”, en la mayoría de los casos, actúa, trabaja y se entrega de tal manera, que a veces ni siquiera se da cuenta de lo que alcanza ya que no trabaja para eso, sino que su labor es de altruismo y desprendimiento, anteponiendo su humanidad, a los intereses pecuniarios y otros. Tampoco significa que trabaje gratis, porque ni modo.
Cabe preguntarse, ¿entonces, hay
muchos médicos del pueblo?, a lo que hay que responder: Quizás muchos o quizás no
tantos ya que entre ellos, existen los “filántropos anónimos”, que son aquellos
que optan por que sus acciones, no sean publicadas.
Solo como ilustración, es bueno mencionar a dignos representantes de esa figura,
tales como: Dr. Tomás Alcibíades Espinosa Acosta (Barahona), Dr. Jesús Ma.
Beltré Mora (Barahona), Dr. Fabio Vargas Barahona), Dr. Marchena (Pedernales),
Dr. Antonio Cruz Jiminián (Santo Domingo), Dr. Ernesto Fadúl (Santiago de los
Caballeros) entre otros.
¿Será fácil para cualquier médico,
convertirse en el médico del pueblo?.
Categóricamente, hay que decir que es
muy difícil, en una sociedad que ha dado un giro de 360 grados donde en todos
los aspectos, hay personas que tienen el signo de peso ($) no en la frente como
se decía antes, sino en el centro del cerebro.
La mayoría de los médicos hoy,
trabaja con personas de muy escasos recursos económicos, muchas de las cuales
solo pueden llegar a ellos por vías de los distintos Seguros de salud, los
cuales en nuestro país, son una “simple vergüenza” ya que ni siquiera alcanzan
para cubrir el pago de una consulta regular, teniendo el paciente que cubrir de
sus bolsillos, en ocasiones, más de lo que cubre el mal llamado seguro y peor aún, cuando aparte de ese pago
compulsivo, nos encontramos con médicos que cobran una cantidad extra, para
poder acceder a sus servicios, lo que se hace casi imposible para cualquier “Pobre Diablo” .
Es probable en consecuencia, que esta
figura del médico del pueblo, sea una especie en peligro de extinción, aunque
solo queda la esperanza de que siempre existan personas de un gran corazón y
que Dios permanezca en el mismo lugar, para bien de muchos.
¿Habrá un próximo?.
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