Por FELIX BETANCES.
Es lógico que al leer este titular, algunas personas
reaccionarán considerando que es algo chocante y no les faltarían razones para
pensarlo.
Vivimos en un país donde ocurren hechos que ya no asombran a
nadie, pues es tal la saturación de las barbaridades que se le imponen, que a
veces uno se pellizca para saber si está vivo.
El costo de dicho cambio le costará al pueblo, nada más y
nada menos, que unos 650 millones de pesos, no obstante las precariedades en
las que se desenvuelve aun el país, en términos de educación, donde a diario se
reciben quejas de lugares donde no se ha iniciado la docencia por falta de
maestros, escuelas donde se imparte la docencia debajo de árboles, escuelas que
no cuentan con un comedor donde los niños almorzar ni encuentran agua
suficiente para beber; donde no hay un servicio sanitario decente, digno de
esos indefensos Seres humanos; entre otras cosas; en franca violación o negación
de sus más legítimos derechos.
Pero no crea nadie que esto es nuevo, esto lo que significa
es que cada uno hace lo suyo, para dejar sus huellas; la diferencia es que son
huellas podridas que dejan manchas indelebles para la sociedad que solo
observa, sin poder hacer nada.
A veces el pueblo sano, cree que se hacen las cosas sin
pensar, pero no es así, basta con encadenar algunos hechos, para darse cuenta
de que es una simple burla la que se le hace al pueblo, por parte de los
intocables todopoderosos.
Basta recordar que en la gestión de Melanio Paredes, se
compró una partida de libros por un costo de cerca de 800 millones de pesos,
los cuales hubo que botar sin usarlos ya que resultaron ser pura basura, pero también
se gastaron unos 19 millones de pesos para preparar un Stand o una habitación
donde se mostrarían los libros y materiales del Ministerio, en una Feria del
Libro, que duraría apenas unas dos semanas.
También se recuerda las reparaciones que hizo la Sra.
Josefina Pimentel en algunas dependencias que costaron varios millones de pesos
y donde se gastaron cerca de 2,300 millones de pesos supuestamente en capacitación
de maestros, cuyos resultados no se percibieron.
Eso es, solo para citar algunas de las cosas que más se ven y
decir que contrario a todo esto, estamos en un país con los más bajos índices académicos
de Latinoamérica.
¿Acaso sirvió de algo haber hecho tantos sacrificios para
lograr el 4 por ciento para la educación?. Todo parece indicar que no.
Y lo peor es, que aparecen gentes que apoyan este tipo de
desconsideraciones, diciendo que todo está bien, solo por defender a un Partido
o a algunos amigos; olvidándose de la realidad que a todos nos perjudica, salvo
honrosas excepciones.
Este es, lamentablemente, un país al que nadie respeta.
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