Exgobernante español Felipe González sostiene que la comunidad internacional se aburrió con la crisis de Haití

 

 

 El expresidente del gobierno español por el Partido Socialista Obrero Español (PSOE) entre 1982 y 1996, Felipe González, comentó recientemente sobre la situación en Haití y la intervención de la comunidad internacional. Según González, la comunidad mundial "se aburrió" de intentar abordar la viva crisis en Haití, a pesar de las numerosas intervenciones que no lograron los efectos deseados.

En su perspectiva, la República Dominicana, al compartir territorio con Haití, se encuentra ante un país afectado por la criminalidad y la falta de gobernabilidad. González advierte sobre la posibilidad de que se espera que los dominicanos resuelvan incluso las disputas internas haitianas, instándolos a no perturbar su convivencia nacional.

El líder histórico del PSOE sostiene que la labor de la República Dominicana en este asunto es limitada, ya que Haití enfrenta desafíos significativos, como la gobernanza de las bandas criminales, la falta de un sistema de salud adecuado y la inseguridad alimentaria. Según González, instar a la República Dominicana a ser relevante en la resolución de un problema que incluso la comunidad internacional no ha logrado resolver sería ridículo.

González aboga por que se exija a la República Dominicana la mejor voluntad hacia Haití, reconociendo que es un problema internacional que persiste sin resolverse durante mucho tiempo. Destaca que, aunque puede haber intereses contrapuestos, preservar la convivencia pacífica dentro de la República Dominicana es crucial.

El expresidente también aborda la historia de conquista e independencia de Haití, argumentando que esta historia pesa lo suficiente como para descartar la idea de fusionar ambos países en uno solo. Enfatiza que la historia, en la que Haití proclama su independencia tras la revolución francesa y busca liberar a la República Dominicana, impide considerar la fusión como una solución viable.

Además, González toca varios temas de relevancia en la política latinoamericana, destacando la pérdida de espacio para la democracia en la región y la crisis de gobernanza en la democracia representativa. Señala problemas como la desigualdad en la redistribución del ingreso y destaca la importancia de abordar la inseguridad en Latinoamérica para preservar la libertad.